En un mundo donde el cambio climático exige respuestas coordinadas y efectivas, la gobernanza multiescalar —la articulación de políticas y acciones entre diferentes niveles de gobierno y actores sociales— se ha convertido en un tema central. En Chile, un país altamente vulnerable a los efectos del cambio climático, este enfoque es especialmente relevante. La gobernanza multiescalar no solo implica la coordinación entre niveles internacionales, nacionales y locales, sino también la inclusión de actores no estatales, como comunidades locales y organizaciones de la sociedad civil, en la toma de decisiones.
En un reciente encuentro de investigadores se reunieron dos proyectos de investigación ligados al tema, en un espacio donde el diálogo interdisciplinar dejó al descubierto temas que resultan importantes de tratar en este contexto de constante cambio. El proyecto Fondecyt 1240517 tiene como objetivo estudiar los espacios de participación climática en la gobernanza del cambio climático, a través de un trabajo etnográfico de las instancias participativas orientadas a la elaboración de políticas climáticas tanto en la arena local, regional como en la arena internacional.
Por su parte el proyecto Fondecyt N°1231664, estudia Sitios Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial y Nacional (SIPAM/N) – Archipiélago de Chiloé y Cordillera Pehuenche. En estos espacios, los pueblos indígenas y las comunidades campesinas han desarrollado sistemas agrícolas tradicionales anclados en conocimientos locales que han resistido transformaciones históricas y contemporáneas. A su vez, analizan la vulnerabilidad socioecológica y la capacidad de adaptación de la pequeña agricultura en ambos sitios.
Gobernanza Multiescalar: Un Sistema Jerárquico y Conflictivo
La gobernanza multiescalar del cambio climático en Chile se caracteriza por una lógica jerárquica y, en ocasiones, conflictiva. En la cúspide de este sistema se encuentran los organismos internacionales y los acuerdos globales, como el Acuerdo de París, que establecen metas para reducir emisiones y mitigar los efectos del cambio climático. En la práctica, estos acuerdos condicionan las políticas y acciones de los niveles nacionales y locales, en una relación “top-down” (de arriba hacia abajo).
Sin embargo, esta relación no está exenta de problemas. Uno de los principales desafíos de la gobernanza multiescalar es la falta de comunicación y la definición de competencias entre los diferentes niveles. Mientras los organismos internacionales establecen metas globales, los gobiernos locales y las comunidades enfrentan dificultades para traducir estas metas en acciones concretas. Esta desconexión suele generar conflictos y obstaculizar la implementación efectiva de políticas climáticas.
Si bien el diagnóstico actual es pesimista respecto a los procesos de participación recientes, más allá de la macropolítica, los nuevos espacios deliberativos que buscan consenso alteran o muestran otras formas de hacer política respecto a la gobernanza climática, generando nuevas zonas de experimentación no planificadas originalmente, en particular, en las comunidades locales.
Respecto a este tema, Paulina Rodríguez, Asistente de Investigación Fondecyt N°1231664, comenta que “las comunidades locales son actores clave en la gobernanza multiescalar del cambio climático, pero su influencia varía según el contexto. Las comunidades rurales en particular, poseen conocimientos, saberes y prácticas locales acerca del clima y sus cambios que pueden contribuir a estrategias de adaptación, que sean cultural y territorialmente pertinentes. Además, cuando existen espacios de participación real, las comunidades pueden y deben incidir en la gestión de los territorios a nivel local, ya sea promoviendo sus demandas o haciendo resistencia a políticas impuestas que no consideren sus necesidades o modos de vida.”
Por ejemplo, en Chile, la Ley Marco de Cambio Climático, promulgada el 30 de mayo de 2022, es un instrumento relevante para la gobernanza climática a nivel nacional. No obstante, su implementación a nivel local a menudo se ve entorpecida por la falta de recursos, capacidades y coordinación entre los diferentes niveles de gobierno. Esto deja a muchas comunidades locales y a la sociedad civil en una situación de vulnerabilidad, especialmente en áreas rurales y agrícolas, donde los efectos del cambio climático son más severos.
Según Pablo Contreras, asistente de investigación Fondecyt N°1240517, algunos de los principales obstáculos que enfrenta la gobernanza multiescalar en Chile son: “el predominio de una lógica vertical, el centralismo, una lenta implementación, la falta de financiamiento (que expone la dependencia del financiamiento internacional), una participación limitada (no vinculante, incidente a veces), una débil articulación sectorial, y casi nulos espacios de retroalimentación, de por ejemplo, los reglamentos asociados a la Ley Marco de Cambio Climático”.
Así mismo Consuelo Biskupovic, Directora Fondecyt N°1240517, comenta que “Dentro de los hallazgos, la investigación ha permitido observar que la participación de la sociedad civil es acotada e irregular. El cambio climático, en tanto que debate dentro de las políticas públicas, se acota a ciertos temas que deciden abordar los representantes y que no necesariamente tienen que ver con las preocupaciones de la sociedad civil a escala local.”
En este sentido “resulta fundamental superar las estructuras jerárquicas y avanzar hacia un enfoque más colaborativo. Esto implica reconocer y valorar los conocimientos locales, facilitar espacios de coproducción de saberes entre comunidades, académicos/as y tomadores de decisiones, y fomentar mecanismos de gobernanza participativa que permitan soluciones contextualizadas y territorialmente pertinentes frente a los desafíos climáticos globales” explica Camilo Oyarzo, Asistente de Investigación Fondecyt N°1231664
El Rol de las Comunidades Locales: Saberes y Prácticas en la Gobernanza
Un aspecto clave de la gobernanza multiescalar es la inclusión de las comunidades locales en la toma de decisiones. Estas comunidades, que suelen estar más involucradas en los niveles inferiores de la gobernanza, tienen un conocimiento profundo de sus territorios y de las prácticas necesarias para adaptarse al cambio climático. Sin embargo, su relación con los niveles superiores (nacional e internacional) es a menudo conflictiva y muy limitada.
En Chile, las comunidades locales han desarrollado saberes y prácticas bioculturales que les permiten adaptarse a los cambios ambientales. Por ejemplo, en el territorio de la cordillera Pehuenche, los agricultores familiares han implementado diversas prácticas de adaptación frente al cambio climático, como la recolección de agua-lluvia, el Trafkintü (intercambio de semillas), zanjas de infiltración, entre otras. Sin embargo, estos saberes locales rara vez son integrados en las políticas climáticas nacionales o internacionales, lo que limita su potencial para contribuir a la adaptación y mitigación del cambio climático.
Rosario Carmona, investigadora del área de Cambio Climático, señala que “a nivel internacional, existe una creciente tendencia a legitimar y promover la integración de los conocimientos locales y los conocimientos de los pueblos indígenas, especialmente en materia de adaptación. A nivel nacional, hasta ahora, estos conocimientos no se integran para nada en las políticas climáticas, más allá de algunas menciones en algunas de ellas que no cuentan con mecanismos concretos para su implementación”.
La retroalimentación entre los niveles comunales y comunitarios es un aspecto prometedor de la gobernanza multiescalar. En algunos casos, las comunidades locales pueden influir en las decisiones tomadas a nivel municipal, especialmente cuando se trata de temas que afectan directamente su hábitat y su vida cotidiana. Pese a esto, esta relación aún es débil y requiere de mayor fortalecimiento para que las voces locales sean escuchadas en los niveles superiores de la gobernanza.
La Sociedad Civil
Los actores de la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales, asociaciones, grupos comunitarios y movimientos sociales, tienden a estar más involucrados en los niveles inferiores de la gobernanza, donde pueden influir en la toma de decisiones a través de la movilización y la incidencia política. Su relación con los niveles superiores (nacional e internacional) es a menudo conflictiva, ya que las estructuras jerárquicas tienden a marginar a los actores no estatales.
En Chile, organizaciones como ONG Fima han jugado un papel importante en la promoción de políticas climáticas más ambiciosas. Aunque, su influencia en los niveles locales y comunitarios es limitada, lo que refleja una de las principales debilidades de la gobernanza multiescalar: la falta de integración entre los diferentes niveles y actores.
Pablo Contreras destaca que las organizaciones de la sociedad civil son “claves en la socialización de las medidas, la adaptación de estas a sus contextos específicos, y levantan demandas invisibles desde otros actores”. Pese a esto, en Chile, su participación sigue siendo limitada debido a la falta de voluntad política para generar espacios participativos y el desinterés por incorporar nuevas perspectivas y conocimientos locales.
Hacia una Gobernanza Multiescalar más Inclusiva
Para superar estos desafíos, es necesario mejorar los mecanismos de comunicación y coordinación entre los diferentes niveles de gobernanza. Esto implica la creación de espacios de diálogo más inclusivos, donde las comunidades locales y la sociedad civil puedan participar activamente en la toma de decisiones. Además, es importante fortalecer las relaciones de retroalimentación entre los niveles comunales y comunitarios, lo que permitiría una mayor integración de los saberes locales en las políticas climáticas.
Paulina Rodríguez, menciona que, “es necesario fortalecer las capacidades técnicas y financieras de gobiernos regionales y municipios para implementar políticas climáticas sin depender excesivamente del nivel central. Asegurando que las políticas climáticas dialoguen con sectores clave como minería, agricultura y urbanismo, para evitar contradicciones en la implementación de medidas.”
Otro aspecto a tener en consideración es la necesidad de superar la lógica jerárquica que domina la gobernanza multiescalar. En lugar de imponer políticas desde arriba, se debe adoptar un enfoque más colaborativo, donde los diferentes niveles de gobernanza trabajen juntos para encontrar soluciones adaptadas a las realidades locales. Esto requiere un cambio de paradigma en la forma en que se concibe la gobernanza climática, pasando de un enfoque centralizado y jerárquico a uno más descentralizado y participativo.
Rosario Carmona enfatiza que “la participación de todos los sectores de la sociedad en todos los niveles y etapas de la política climática” es fundamental para superar la lógica jerárquica y promover un enfoque más colaborativo. Además, el escaso financiamiento que requieren las políticas de cambio climático a nivel multiescalar es aún insuficiente en el país.
Las colaboraciones entre academia, comunidades y Estado siguen dependiendo de voluntades políticas e individuales, aún cuando se ha avanzado en reglamentaciones y leyes. Las investigaciones muestran la necesidad de fortalecer las capacidades a nivel municipal para evitar la reproducción de desigualdades territoriales en la implementación de las políticas climáticas, las cuales son “es una oportunidad para fortalecer las relaciones entre autoridades y la ciudadanía que, más allá de buscar responder a una política global, pueda enfocarse en los desafíos particulares de territorios tan diferentes como existen en Chile”. Consuelo Biskupovic.
La gobernanza multiescalar es un enfoque que permite enfrentar el cambio climático en Chile y en el mundo, por lo que es importante destacar que su éxito depende de la capacidad de los diferentes niveles de gobierno y actores sociales para trabajar juntos de manera coordinada y colaborativa. Desde la necesidad de mejorar la comunicación entre los niveles internacionales, nacionales y locales, hasta la importancia de incluir a las comunidades locales y la sociedad civil en la toma de decisiones, los desafíos son muchos, pero las oportunidades también lo son.
En un contexto de creciente vulnerabilidad climática, la gobernanza multiescalar no es solo una opción, sino una necesidad. Solo a través de un enfoque inclusivo y colaborativo podremos enfrentar los desafíos del cambio climático y construir un futuro más sostenible para todos.